“Cuanto más tardemos en hacer algo, mayores serán los riesgos en Libia”

Fuente: 
La Reppublica (Traducción en El País)
Fecha de publicación: 
17 Mar 2016

El presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, a la derecha, el pasado miércoles en el palacio presidencial de El Cairo.El presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, a la derecha, el pasado miércoles en el palacio presidencial de El Cairo. REUTERS

 

 

En la sala en que el presidente Al Sisi recibe a La Repubblica, una pared entera está cubierta por un tapiz flamenco. Representa una batalla del siglo XVI, una emboscada sangrienta, en la que unos jinetes matan a sus adversarios y el fuego de cañón barre los dos campos. Cuando habla sobre la situación en Libia, da la impresión de que su experiencia como general prevalece sobre la de jefe de Estado. Aunque repite que Egipto está dispuesto a contribuir a cualquier acción militar, también se apresura a subrayar los riesgos de una misión encabezada por Italia, un país al otro lado del Mediterráneo.

"Hay cinco preguntas que debemos hacernos. Una: ¿Cómo entramos en Libia y cómo salimos? Dos: ¿Quién será responsable de restablecer las fuerzas armadas y el aparato de seguridad? Tres: En el transcurso de la misión, ¿cómo nos encargaremos de la seguridad y protegeremos a la población? Cuatro: ¿Podrá la intervención satisfacer las necesidades de todas las comunidades y poblaciones de Libia? Cinco: ¿Quién se encargará de reconstruir físicamente el país? Porque, para tener éxito, cualquier intervención externa debe ser capaz de hacerse con el control de todos los aspectos de la vida en el país. No quiero que parezca que exagero con estas preguntas, son los problemas con los que nos vamos a encontrar si llevamos a cabo una intervención sobre el terreno. En cualquier caso, es muy importante que cualquier iniciativa italiana, europea o internacional se haga a petición de Libia y bajo el mandato de Naciones Unidas y la Liga Árabe".

Pregunta. Sin embargo, el Gobierno de unidad formado gracias a la mediación de Naciones Unidas no está funcionando aún, y el parlamento de Tobruk, que cuenta con el reconocimiento de la comunidad internacional, no ha votado todavía. ¿Qué está haciendo Egipto?

Respuesta. Desde el primer momento, Egipto ha contribuido a la formación de un Gobierno de unidad nacional y ha actuado en esa dirección en colaboración con países amigos como Italia. Estamos exhortando al parlamento de Tobruk a que dé su aprobación al Gobierno y estamos instando a todas las partes involucradas a que asuman sus responsabilidades.

P. ¿Pero están presionando al parlamento de Tobruk, que se considera especialmente próximo a su país?

R. Estamos presionando a Tobruk y hemos hecho todo lo posible para conseguir que el parlamento apruebe en votación el Gobierno de unidad nacional.

Ahora bien, según el presidente de Egipto, se está cometiendo un error fundamental.

"Los europeos ven Libia y actúan como si la única amenaza fuera el Daesh [acrónimo árabe del Estado Islámico]. No es así no es el único peligro, y sería un grave error centrar toda nuestra atención en ellos. Debemos comprender que la amenaza es la ideología extremista que exige que sus seguidores maten a los que no forman parte del grupo y que existen siglas distintas con esa misma ideología. No hay que olvidarse de grupos afiliados a Al Qaeda como Ansar al Islam y el somalí Shabab, para no hablar de Boko Haram en África".

Y, aunque el presidente no los menciona, existen varias organizaciones yihadistas de este tipo en Libia, en muchos casos próximas al gobierno de Trípoli y rivales del ISIS.

Pero la intervención de Occidente no es la única opción sobre la mesa. El presidente Al Sisi sugiere una alternativa que Egipto defiende desde hace casi dos años, que es apoyar al Ejército Nacional Libio del general Haftar, el ejército vinculado al parlamento de Tobruk.

"Respaldar al ENL puede tener resultados positivos, y resultados que pueden lograrse antes de que asumamos la responsabilidad de intervenir".

P. Sin embargo, hasta ahora, las fuerzas del Ejército Nacional no han conseguido derrotar ni al ISIS ni a otros grupos yihadistas.

R. Si suministramos armas y ayuda al Ejército Nacional Libio, podrá llevar a cabo la tarea mucho mejor que nadie, mejor que cualquier intervención exterior que corre el peligro de llevarnos a una situación que podría descontrolarse y tener consecuencias imprevisibles.

P. ¿Por ejemplo? Al hablar de la posible intervención internacional bajo el mando italiano, Al Sisi recuerda dos intervenciones anteriores que tuvieron pésimos resultados.

R. Debemos tener presentes dos lecciones, las de Afganistán y Somalia. En los dos países hubo intervenciones extranjeras hace más de 30 años, y ¿cuánto se ha progresado desde entonces? Las consecuencias están a la vista de todos: la historia no engaña.

P. El problema es el mismo, ya sea en el Irak post-Sadam o en la guerra civil de Siria.

R. Si se destruyen las instituciones, se requiere mucho tiempo y un esfuerzo considerable para reconstruirlas. De ahí nuestro gran miedo a propósito de Libia: cuanto más tardemos en hacer algo, mayores serán los riesgos. Debemos actuar con rapidez y defender la estabilidad de todos los países que aún no se han sumido en el caos, porque será necesaria una estrategia de conjunto que no solo se ocupe de Libia sino que también aborde los problemas de la región en general, que pueden acabar siendo también amenazas para la seguridad de Europa. Pensemos en lo que ha ocurrido con los refugiados que huyen de Siria. ¿Qué sucedería si, por ejemplo, Europa tuviera que afrontar una oleada de refugiados dos o tres veces mayor que la actual? Por eso digo que no podemos ocuparnos solo sobre el problema militar en Libia.

P. Las autoridades italianas reconocen que Egipto desempeña un papel muy importante en la lucha contra el tráfico de personas y la inmigración ilegal a través del Mediterráneo.

R. Empecemos por definir qué es inmigración ilegal. ¿En qué consiste? En un movimiento de personas que buscan una vida mejor. Esa es la definición correcta. Cuando hablamos de los esfuerzos para combatir el tráfico de seres humanos, no podemos evitar ni olvidar las raíces del fenómeno. Existen motivos políticos —conflictos, violencia, terrorismo, falta de seguridad—, pero también causas sociales, como la pobreza, el desempleo y el hambre. Por eso la Unión Europea puede ser un elemento crucial, si trabaja para resolver las causas de la emigración, ayuda a los países de origen y coopera en la reducción de conflictos y la eliminación del terrorismo.

P. ¿Cómo?

R. Apoyando a los países en los que hay hambruna y desesperación, para crear un entorno más seguro y estable que convenza a los jóvenes para que se queden, para que no emigren. Esos serían, en sentido metafórico, los verdaderos muros que debemos construir.

Siempre digo que capacidad significa responsabilidad, significa que los medios a nuestra disposición nos dan la responsabilidad de ayudar a la gente y los países que están sufriendo. Si no podemos dar respuestas serias a estos problemas, la inmigración ilegal continuara durante muchos años, muchas poblaciones seguirán sufriendo y la crisis se trasladará de los países de origen a las costas europeas.

Después, el presidente ofrece una última respuesta directamente en inglés:

"Egipto acoge a cinco millones de refugiados, procedentes de Libia, Irak, Siria y África, y no somos un país rico ni avanzado como Europa. No los tratamos como refugiados sino que compartimos con ellos lo que tenemos y los tratamos como hermanos. Confío en que estas palabras no se entiendan como un incentivo para los inmigrantes. No son más que un diagnóstico y un intento de encontrar soluciones para los que sufren y no olvidar nuestra humanidad. ¿Cuántas personas han perdido la vida durante el viaje en busca de un país mejor para vivir? Los que conocemos y los que no conocemos, los muertos anónimos. Y no están solo los peligros del mar, sino además los de atravesar el desierto, los campos de minas y los ataques de los terroristas".

Y concluye, subrayando sus palabras en inglés: "No abandonen a los pobres y los débiles. No les den la espalda".

 

 

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia

 

 

 

 

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/03/17/actualidad/1458232322_576519.html