Eva Estaún | 26 Mar 2013
Pese a que la Unión Europea vive un grave momento de crisis política y económica que pone en duda las aspiraciones a conseguir una auténtica identidad continental, todavía son muchos los candidatos interesados en formar parte del bloque.
Los países de la antigua Yugoslavia han entrado individualmente en negociaciones con la UE y todos ellos se encuentran en diferentes momentos de integración en la organización regional, todos menos Bosnia y Herzegovina.
Bosnia es un país con características sociales peculiares que se reflejan de manera evidente en la estructura política del país; la religión y la nacionalidad son los principales motivos de conflicto.
Estas dificultades impiden el acuerdo entre las formaciones políticas y esta falta de acuerdo se refleja en la imposibilidad de avanzar en las políticas recomendadas por la UE para que el país pueda postularse como candidato a la adhesión.
Los principales desafíos están relacionados con el censo electoral, que no ha sido revisado en los últimos veinte años, con el desmantelamiento de la Oficina del Alto Representante que se debería haber producido en el año 2007 y que debido las graves deficiencias institucionales del país la comunidad internacional no ha tenido más remedio que alargar su mandato y con la falta de respeto de los derechos humanos.
Cada partido tiene su propio criterio acerca de la velocidad y las prioridades de las reformas y no todos están de acuerdo en que la entrada en la UE sea la solución para arreglar la crisis económica e institucional que azota el país desde el fin de la guerra.
La idiosincrasia de la población de Bosnia y su pasado histórico no se parecen en nada a los de otros países occidentales que ya se han incorporado a la UE. Esto representa un reto al que sin duda deberá responder el país si finalmente consigue convertirse en Estado miembro de la UE. Sin embargo ¿es ésta la mejor opción en medio de la crisis económica e institucional que vive la UE?
Algunos expertos aseguran que no es solo la mejor opción sino la única posible para evitar otro estallido de violencia, puesto que en el caso de que Bosnia se quede atrás en el proceso de integración se desvincularía por completo de sus vecinos y se quedaría totalmente aislada dentro de la la región balcánica. No hay que olvidar que aunque los bosnios profesan en su mayoría la religión musulmana, en el país conviven con una importante minoría serbia que habita en la Republica Srpska, así como con minorías croatas cristianas, de tal forma que si pasara a formar parte de la UE sería el primer país laico que es a su vez miembro observador de la Organización de la Cooperación Islámica (OCI)
Sin embargo, no todos están de acuerdo en que la solución a la inestabilidad del país pase por integrarse en una organización deslegitimada por la falta de reacción de sus propios miembros, considerando que otras opciones como una alianza con Rusia o con los países árabes o musulmanes como Turquía serían más provechosas en el momento político actual.
