Amaia Goenaga | 18 Oct 2012
Salvo aplazamientos de última hora, 2013 será año electoral en Líbano y, como es costumbre, la reforma de la ley electoral es ya el tema central en el debate político nacional. En los últimos 20 años el país ha tenido 4 leyes electorales distintas para un total de 5 convocatorias electorales (legislativas). No obstante, los puntos que se han modificado en cada caso son en realidad muy pocos. El elemento más cambiante es el tamaño de las circunscripciones electorales que varía en función del statu quo dominante, pues tiene un efecto directo sobre el resultado electoral.
El pasado mes de agosto el gobierno presentó un proyecto de ley más novedoso de lo habitual, con dos cambios fundamentales: Por un lado, propone un incremento del tamaño de las circunscripciones electorales dividiendo el país en 13 circunscripciones (la ley de 2009 estableció 26 circunscripciones); y por otro lado, propone la adopción de un sistema de elección proporcional, frente al sistema mayoritario tradicional en Líbano.
La oposición no tardó en protestar. En líneas generales la clase política libanesa no plantea la cuestión electoral en términos de representatividad ciudadana, sino en términos sectarios. El sistema proporcional y el mayor tamaño de las circunscripciones dan una mayor representatividad al individuo como tal, disminuye el peso del factor sectario y diluye la influencia las estructuras de poder regionales en favor de los grandes actores nacionales. Así, parte de la clase política considera que la propuesta del gobierno daña la representatividad política de las minorías confesionales, favoreciendo a los dos grandes partidos chiíes que lideran el gobierno, Amal y Hezbollah (la chía sería la comunidad mayoritaria del país en términos demográficos). Debemos aclarar que este debate no se centra en el número de diputados que cada confesión tendría en el parlamento. Esto está estipulado por la constitución y no cambia en ningún caso. Lo que preocupa es quien elige a esos diputados. Si bien los escaños en el parlamento se distribuyen en función de criterios confesionales, el votante debe votar por tantos escaños como tenga su circunscripción independientemente de su confesión. En consecuencia, sobre todo en el caso de los cristianos, hay un cierto número de diputados que son elegidos por ciudadanos de otras confesiones. Algunos líderes consideran que eso daña la representatividad de sus correligionarios y tratan de buscar formulas que cambien este hecho. Pero lejos de contribuir a la democratización del sistema electoral, estas formulas contribuyen a perpetuar el confesionalismo político y el dominio institucional de las elites políticas tradicionales.
En este contexto, en los últimos meses se han presentado cuatro nuevos proyectos de reforma, cada uno con la distribución de las circunscripciones electorales y con el sistema de elección que más conviene a quien lo presenta. No obstante, teniendo en cuenta la fuerte división que hay en torno a este tema, lo más probable es que el tema se salde con un acuerdo de mínimos, y la nueva ley será una versión retocada de la ley de 2009. El parlamento deberá aprobar la nueva ley a principios de 2013.