La democracia en Afganistán puede esperar

Fuente: 
El mundo
Fecha de publicación: 
14 Sep 2016

Mustafa Mosadiq es el responsable en funciones del Departamento Electoral de Qala-e-now, la capital de la provincia de Badghis, en el noroeste de Afganistán, donde las tropas españolas estuvieron desplegadas durante siete años. Cuando se le pregunta en qué consiste su trabajo ahora, contesta con cara de circunstancias: "No tenemos electricidad, así que casi no podemos utilizar los ordenadores, ni disponemos de internet". Resumiendo, que poco pueden hacer.

Antes el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (UNDP) proporcionaba apoyo económico al Departamento Electoral y financiaba el combustible que necesitaba para alimentar su generador eléctrico. Pero después de la celebración de los últimos comicios presidenciales en junio de 2014, la ONU cortó el grifo de la ayuda a todos los departamentos electorales del país, y la democracia entró en un impasse en Afganistán.

"Por la noche hay electricidad en Qala-e-now, pero a esas horas no estamos en la oficina", se justifica Mosadiq. Y además, son cuatro gatos en el departamento. O mejor dicho, cinco. Hay ocho personas contratadas, pero sólo cinco trabajan. "Las otras tres están en casa hasta que se apruebe la reforma electoral", precisa Mosadiq. Según dice, UNDP se comprometió a inyectar otra vez dinero en unas votaciones en Afganistán cuando esa reforma electoral se haga realidad, visto el desastre ocurrido en los últimos comicios.

De rivales a aliados

Las elecciones presidenciales de 2014 se caracterizaron por el fraude -como, de hecho, todas las votaciones en Afganistán-, pero la situación llegó a ser tan tensa que la comunidad internacional presionó para que se optara por una solución salomónica y evitar un baño de sangre.

Uno de los candidatos, Ashraf Ghani, fue declarado ganador de los comicios -pero no se especificó por cuántos votos- y nombrado presidente. Y su rival electoral,Abdullah Abdullah, también fue incluido en el Gobierno y se le concedió una especie de cargo de primer ministro, que la Constitución afgana no prevé. Así ambos candidatos quedaron satisfechos.

El problema es que el nuevo Gobierno debía impulsar la reforma electoral y, si Ghani y Abdullah eran rivales en las urnas, en el Ejecutivo también se llevan como el perro y el gato. "Tardaron 10 meses en crear una comisión que se encargue de la reforma electoral", menciona como ejemplo Jandad Spinghar, director de la Organización Election Watch y presidente de la Afghanistan Civil Society Election Network, una red formada por 160 asociaciones afganas que defienden la celebración de elecciones.

Así hasta agosto de 2015 no se empezó a trabajar en la ansiada reforma de las elecciones, a pesar de que el Parlamento afgano finalizaba su legislatura en abril de ese año y se tendrían que haber convocado comicios parlamentarios entonces. Algo que evidentemente no se hizo.

Reforma electoral estancada

El presidente afgano, Ashraf Ghani, anunció este año que las legislativas se celebrarían el 15 de octubre. Pero ni por ésas. Cuando falta poco más de un mes para la fecha, no hay nada preparado, y la reforma electoral sigue estancada.

"No se ponen de acuerdo sobre quién debe formar parte de la Comisión Independiente Electoral", explica Spinghar en alusión al organismo que se encarga de la organización de los comicios. "Ghani no quiere cambiar a los integrantes de esa comisión porque le dieron la victoria en las presidenciales de 2014. En cambio, Abdullah defiende su renovación total", detalla.

Sin embargo, la reforma electoral pretende ir mucho más allá. Por ejemplo, plantea crear una nueva lista de votantes, a falta de un censo electoral y dado el caos existente. En las últimas presidenciales, en algunas provincias hubo más votantes que número de habitantes. Y también estudia cómo reducir el coste de unos comicios que, hasta ahora, la comunidad internacional financiaba.

Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos que desencadenaron la intervención norteamericana en Afganistán y la caída del régimen talibán, la ONU celebró una conferencia en la ciudad alemana de Bonn en la que se trazó una hoja de ruta, según la cual el país asiático debía dar el salto definitivo a la democracia en 2004, con la celebración de elecciones presidenciales. Expertos y ONG consideraron entonces que aquello era una locura dadas las condiciones de seguridad en Afganistán. Pero aun así, se convocaron los comicios.

Ahora, 15 años más tarde del 11-S, la hoja de ruta de Bonn y el hecho de que las legislativas se hayan aplazado en Afganistán por segundo año consecutivo no parecen importar a nadie. "Me tengo que encargar de guardar todos los votos de las últimas elecciones", dice Mosadiq. Ése es su principal cometido en la actualidad. En un almacén del Departamento Electoral de Qala-e-now se acumulan todas las urnas y papeletas de las presidenciales del 2014. Según Mosadiq, por ley debe conservarlas durante tres años por si alguien presenta una reclamación.

Autora: Mónica Bernabé

Fuente:http://www.elmundo.es/internacional/2016/09/14/57d84721468aeb71338b4575....