Acuerdo de paz de Mali no resuelve el conflicto, la negociación sigue abierta

Fuente: 
La Vanguardia, EFE
Fecha de publicación: 
15 Mayo 2015

El esperado Acuerdo de Paz y Reconciliación nacional para Mali no ha supuesto cerrar el conflicto histórico entre los tuaregs del Azawad (tercio noreste del país) y el Gobierno de Bamako, como se encargaron de subrayar casi todos los participantes en la ceremonia de ayer.

La ausencia en el acto de la Coordinadora de Movimientos del Azawad (CMA), que desautorizó y expulsó a dos dirigentes que se presentaron en su nombre en Bamako, no significa tampoco el fin de las negociaciones, sino más bien que todos los temas siguen abiertos.

El secretario general de la ONU, Ban ki-moon, no pudo ser más preciso en su mensaje: "El diálogo debe continuar con todos los grupos que no están aquí; la posibilidad de que firmen el acuerdo de paz en fecha posterior debe quedar abierta".

Ban fue más lejos y lanzó una advertencia poco velada al Gobierno maliense: según él, la firma del acuerdo "no puede servir de ningún modo como pretexto para retomar las operaciones militares contra los no firmantes".

Al presidente maliense no parecieron gustarle estas palabras y en su discurso pidió "respeto al pueblo maliense" y "una mayor neutralidad" por parte de la ONU, que tiene en Mali una de las misiones de paz más complicadas del mundo, la Minusma.

Esta misión, desplegada en el norte del país, trata de no inmiscuirse en los frecuentes combates entre tuaregs independentistas y las fuerzas armadas o sus milicias aliadas, al tiempo que se ve atacada por grupos de yihadistas escondidos en las porosas zonas desérticas del norte del país.

La Minusma, dirigida por el representante especial de Ban ki-moon para Mali, Mongi Hamdi, dijo ayer "lamentar que su imparcialidad sea constantemente puesta en entredicho y que no se reconozca como es debido su contribución ni sus sacrificios".

Lo cierto es que la Minusma es acusada veladamente desde el Gobierno de connivencia con las milicias tuaregs, mientras que la CMA la acusa abiertamente de lo contrario: de pasividad o hasta complicidad ante los movimientos del ejército maliense en sus constantes refriegas con los independentistas.

Ayer mismo, y mientras se firmaba el acuerdo de paz de Bamako, se contaban los muertos caídos en la nueva "batalla de Ménaka", en la que las tropas de la CMA trataron sin éxito de reconquistar esta plaza del extremo sureste del país que les había sido arrebatada el 27 de abril por las milicias de Gatia, aliadas de Bamako.

Fuentes de Gatia dijeron anoche que el asalto, dirigido por Cheikh Haoussa, se saldó con un fracaso, y que la CMA perdió en la lucha a 26 combatientes muertos y a otros 14 hechos prisioneros; por parte de la CMA, no hubo comunicación de víctimas propias o del enemigo.

La batalla de Ménaka, convertida en una plaza simbólica por el control de la zona tuareg, es un ejemplo más de cómo el acuerdo de Bamako es en realidad papel mojado, pues no está impidiendo la repetición de hostilidades en prácticamente casi todo el territorio del Azawad.

En estas circunstancias, y teniendo en cuenta las advertencias del propio Ban ki-moon, se hace difícil imaginar cuáles pueden ser las consecuencias reales de la firma del acuerdo de ayer sobre el terreno.

En los pasados días se había especulado en Bamako con la posibilidad de que la CMA fuera sancionada por la comunidad internacional, o que las Fuerzas Armadas comenzaran a desplegarse en todas las zonas donde el estado está ausente, y principalmente en Kidal, "capital" del independentismo tuareg, pero ahora todos esos planes parecen en suspenso.

Source: http://www.lavanguardia.com/internacional/20150516/54431279202/acuerdo-d...