Luciano Zaccara | 11 Ago 2016
Las próximas elecciones presidenciales en Irán han sido fijadas para el 19 de mayo de 2017, y aunque aún es muy pronto para cualquier especulación electoral, es previsible que el actual presidente Hassan Rohani se presente a la reelección. Ninguno de los presidentes que lo hicieron fallaron en su cometido (Jameneí, Rafsanjani, Jatamí y Ahmadineyad tuvieron dos mandatos consecutivos), ni tampoco vieron truncadas sus opciones por descalificación por parte del Consejo de Guardianes, a pesar de que en 2001 y 2009 se especuló con esta posibilidad. Pero no son los rumores sobre que un veto del Consejo frene la carrera de Rohani, sino su escueto margen en la primera elección (apenas 51% de los votos); sus aún escasos logros económicos (la inflación bajó y el dólar se estabilizó, pero el desempleo no se reduce y las inversiones extranjeras tardan en llegar) y las críticas internas en relación al acuerdo nuclear lo que podrían minar sus posibilidades de reelección.
A este panorama incierto se suma la creciente especulación sobre la intención del expresidente Mahmud Ahmadineyad de presentarse nuevamente, una vez superado el escollo constitucional de los dos mandatos consecutivos. Ahmadineyad ha mantenido perfil bajo desde que terminó su mandato en agosto de 2013. El fallido apoyo a su polémico colaborador y pariente político Esfandiar Rahim Mashaei para las últimas elecciones presidenciales significaron un fuerte golpe para sus futuras aspiraciones políticas. Si bien había amenazado con acciones legales contra el Consejo de Guardianes, prefirió dar por perdida la batalla y empezar a preparar su carrera para el 2017. Para las elecciones legislativas de marzo de 2016 Ahmadinejad ha venido reuniendo a sus ex ministros y colaboradores, con miras a consolidar un grupo dentro de los “principalistas” (conservadores) que apoyaran sus ideas en el parlamento. Ahmadineyad también ha movilizado a sus seguidores en varias provincias, aprovechando su popularidad en las áreas rurales, con la celebración de diversos mítines. Su última aparición pública ha sido sin duda la que más ha llamado la atención, una carta abierta al presidente de Estados Unidos Barack Obama criticando su falta de cambio respecto a Irán a pesar del JCPOA y exigiendo que se elimine el congelamiento de 2.000 millones de dólares de fondos iraníes dictaminado por la corte suprema estadounidense. Si bien la esta carta es simbólica, sí representa una puesta en la escena internacional por parte de Ahmadinejad, siguiendo con su propia tradición de misivas a Obama y George Bush.
En una encuesta muy fiable llevada a cabo por IPOS en febrero de 2015, se reflejaba una escasa diferencia en intención de voto, con el 28% para Rohani y 24% para Ahmadineyad. La misma encuestadora ampliaba el margen en marzo de 2016, con un 41% para Rohani y un 29% para Ahmadineyad. Sin duda la firma del JCPOA en julio de 2015, la esperanza de una mejora económica, y la victoria de sus partidarios en las elecciones legislativas ha jugado en favor de Rohani, si bien también Ahmadineyad ha crecido, y se vería respaldado para lanzar su candidatura.